¿El terapeuta como sanador? ¿CIERTO O FALSO?
Por: Sofia Astudillo, Argentina
Hay una palabra que por estos tiempos es usada indiscriminadamente por muchos: SANAR. Una palabra fuerte y profunda.
Es un término, que muy pocas veces van a ver que la utilice porque para mi es algo muy delicado y personal.
Es un error muy frecuente creer que el terapeuta es un salvador de vidas. Como también es un error gigante -como terapeuta- creerse sanador.
Jung decía que hay que dejar las cosas en paz, abstenerse de inmiscuirse en el proceso resolutivo, entrometiéndonos con nuestras normas morales, recetas, deseos o activismos. Así como el zapatero debe dedicarse a sus zapatos, el terapeuta debe dejar que el alma haga su propio trabajo.
El terapeuta no es un arreglador de entuertos, ni reparador de almas. Es sólo un cuidadoso observador y servidor a los procesos del alma. Es un compañero que facilita al consultante distintas herramientas para que sea el mismo, quien se “de cuenta”, a su propio tiempo y respetando el proceso. Es la persona quien tiene que sentirlo en cuerpo y espíritu, porque sino su mente nunca tomara ese “darse cuenta” como propio y, si es así, el proceso de desbloqueo o liberación del conflicto no va a darse nunca.
Porque solo quien es capaz de ver o sentir en primera persona el gran problema de sus vidas, será quien pueda -con nuestro acompañamiento- comenzar el verdadero proceso de cambio.
Como terapeutas, tengamos en claro -por favor- cual es nuestro papel en la vida de las personas.
Es hermoso recibir devoluciones o comentarios cálidos de personas que hemos atendido y eso siempre nos dará la pauta de que vamos haciendo bien nuestro trabajo (en este caso holístico e integrador).
No importa la disciplina que manejes o las terapias que facilites. Ten siempre claro cuál es tu papel en el proceso terapéutico.
Seamos acompañantes y facilitadores de procesos de cambio.
totalmente de acuerdo!!!!
ResponderEliminar¡Gracias!
ResponderEliminarExcelente! Concuerdo
ResponderEliminarMuy de acuerdo, el terapeuta no es sanador, pues no es quien sana, si no el consultante o paciente que acude para resolver y sanar, por sí mismo y con las herramientas que se le proveen por medio del terapeuta, exhortándolo a usar sus propios recursos para su sanación integral.
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