Raul Pompeyo
Liliana Posada
La voz consiste en la producción de unas vibraciones de las cuerdas vocales generadas conscientemente para transmitir, en forma de energía acústica, unos pensamientos que deseamos sean percibidos por la persona o personas a quiénes se dirige el mensaje. Unas simples palabras, como el canto o la música, pueden también ser terapéuticas cuando esa es la intención o finalidad. La voz convence, seduce, enamora, libera, conmueve
¿Somos realmente conscientes del poder de la voz? Mediante la voz podemos transmitir sensaciones de paz y tranquilidad, pero también de odio. Su impacto perdura e influye en nosotros, más de lo que nos creemos, por la carga emocional que transmiten. Podemos utilizar la voz para mejorar nuestro propio bienestar físico, mental, emocional o espiritual: susurrar, cantar, liberar dolores emocionales o físicos, recitar mantras. O bien, como instrumento terapéutico hacia otras personas dirigiéndoles palabras sinceras, optimistas o comprensivas…
El éxito de profundización o de llevar al consultante a un estado de ALTO NIVEL DE CONSCIENCIA, depende de:
● La intencionalidad, seguridad y dominio son parte fundamental de buena inducción hipnótica.
● Tono de voz, tranquilo y seguro, articulación de las palabras y la elongación de las mismas, entre inducción e inducción.
● Sugestiones hipnóticas: pueden ser, un recorrido por el cuerpo, ya sea iniciando desde la cabeza o los pies.
¿Cómo ayuda una voz hipnótica a la terapia?
A través de la inducción a un estado de relajación profunda, las defensas del consciente se relajan y podemos trabajar más cómodamente con el inconsciente.
Estas inducciones se pueden realizar a los pacientes sentados o estirados, depende del terapeuta y de los recursos de los que disponga. Para que el paciente esté más cómodo se utilizan los divanes o sofás, pero en una silla o también de pie se puede realizar la inducción.
Cuando el paciente está totalmente estirado, en la mayoría de casos, nota como su cuerpo está tan relajado que parece dormido; mientras que su mente va a estar centrada en la voz del hipnoterapeuta u operador.
Cuanto más relajado y concentrado en la voz del profesional esté el consultante, mejorará más su grado de sugestionabilidad.
Recomendaciones:
Elegir un texto y realizar elongaciones en las palabras, hacer pausas prolongadas cuando des una instrucción, por ejemplo: y ahora visualizas…
Algunas recomendaciones o técnicas:
Alargamiento de consonantes y vocales.
Esta técnica consiste en alargar la pronunciación de las letras de una palabra, tanto vocales como consonantes. Se puede realizar con gran facilidad si coges un libro cualquiera y te aplicas a leer una de sus páginas de este modo:
«Maravillosa novela de amor»
Se convierte en
1. MMM‐AA‐RRR‐AA‐VVV‐II‐LLLLLL‐OO‐SSSS‐AAA
2. NNN‐OO‐VV‐EE‐L∙L∙L‐AA
3. DDD‐EE
4. AAMMMOORRR
Cada fonema se pronuncia por separado, bien destacado de los demás. Se respira cuando haga falta, no es preciso seguir ninguna norma rígida.
Ahora bien, para poder efectuar correctamente este ejercicio es necesario distinguir de entre las consonantes dos tipos que tienen ciertas peculiaridades:
Los tres pilares de la expresión verbal: R, /SH/ y M.
Las consonantes mudas T, P y K
Ejercitación de R, /SH/ y M
Para extraer toda la potencia que encierran los sonidos R, /SH/ y M deberemos dominar su pronunciación correcta. Los ejercicios que recomiendo a continuación, repetidos de forma asidua, programan el inconsciente por repetición. Las frecuencias de estos sonidos intensifican el poder de sugestión de la voz, como si fueran los amplificadores de un equipo de alta fidelidad. El trabajo con estas consonantes debe hacerse a diario durante un tiempo aproximado de un mes (con un mínimo de veintiún días). Bastan diez minutos. Cada vez que emitas estos sonidos incrementarás progresivamente la fuerza de tus palabras.
El poder de la «R»: Hazla vibrar fuertemente. «RRRRRRR», en diferentes tonos, subiendo y bajando, como si cantaras una canción. Es la forma de que tu inconsciente vaya registrando esta oscilación sonora concreta. Puedes ponerla al principio o al final de frases o palabras:
«Ponte a bailaRRRRRR», «RRRRRRRata», «RRRRRRatón»... o entre otros sonidos: «coRRRer», «peRRRazo»... Quedará grabada, almacenada, y cuando hables cualquier lengua que posea este sonido, expresarás con tu voz mucho más poder de persuasión.
El espacio energético de la /SH/: Se trata de un sonido parecido al de la «CH» pero más suave (como en la palabra inglesa flash). Inspira profundamente y haz que salga el aire entre tus dientes presionando con la lengua, a la vez que señalas con el índice, unas veces ante ti, otras con los dos brazos, a derecha e izquierda. Este ejercicio amplía el espacio energético personal y el verbal. Practícalo de forma asidua, siempre que puedas, hasta establecer un cómodo volumen vital a tu alrededor. El sonido /SH/ nos ayuda a expandir nuestro territorio de poder personal.
La «M»: La M es sin duda una de los fonemas de poder más famosos, ya que se utiliza en numerosos mantras. Podemos utilizar dos de los más populares, «OM» y «AUM», con el alargamiento de sonidos que hemos comentado al principio de este apartado: «OOOMMMMMM», «AAAUUUMMMMMM». Lo más importante es hacer resonar la M de manera que fortifique nuestra energía interna. Hay que ser constante. Si perseveramos en la práctica de estos ejercicios mejorará mucho la intensidad de nuestra voz.
El caso de K, P y T: Aquí nos encontramos con tres fonemas que no pueden pronunciarse solos, sino que precisan de otro para sonar; podríamos decir que son consonantes «mudas». Para recordar cuáles son puedes utilizar la palabra «petaca» (PeTaKa), y de esta forma seguro que no las confundes con otras.
Ejercítalas siempre en compañía de una vocal: PEE‐TAA‐KAA. Otros ejemplos:
«Cadencia»: KAA‐DDD‐EE‐NNN‐CCC‐II‐AA
«Patata»: PAA‐TAA‐TAA
«Polímero»: POO‐L∙L∙L‐II‐MMM‐EE‐RRR‐OO
«Torrente»: TOO‐RRR‐EE‐NNN‐TEE
Lectura con alargamiento de vocales y consonantes
Una vez que ya dominamos las consonantes, las vocales son sencillas de utilizar porque suenan sin ayuda. Trabajaremos indistintamente con todas ellas: A, E, I, O y U. Es mejor combinarlas todas en una fraseo largo procurando que haya variedad. Cuanta más diversidad de fonemas, más riqueza de frecuencias poseerá nuestro ejercicio y más poder verbal nos proporcionará.
Una vez que se domina esta práctica con palabras sueltas, podemos empezar a leer páginas enteras de un libro cualquiera; así dejaremos bien grabado en nuestro inconsciente un amplio espectro de vibraciones sonoras. Éstas se irán sumando unas a otras y generarán en nuestro interior una auténtica rueda energética; cuando en el día a día utilicemos nuestra voz, notaremos que se habrá enriquecido, que habrá adquirido nuevos timbres y sonoridades, y que en conjunto, será más sugestiva y poderosa.
Vencer resistencias
Seguramente habréis oído hablar de la gran rapidez de los futbolistas brasileños. Es costumbre en ese país que los jugadores de fútbol entrenen sobre arena. Cuando juegan sobre hierba, al disminuir la resistencia, parece que vuelen; pocos jugadores hay que puedan seguir su ritmo.
La razón de tanta velocidad es que han creado un reflejo condicionado sobre una resistencia, y esta habilidad ha quedado bien integrada. Cuando desaparece la resistencia de la arena, al correr sobre terreno más firme y favorable, multiplican su potencia y velocidad con el mismo esfuerzo. Las campeonas de natación sincronizada conocen bien este principio: efectúan fatigosos entrenamientos de largos en la piscina cargadas con pesas de plomo, y cuando estas pesas desaparecen... el dominio del medio acuático de estas nadadoras parece propio de un delfín.
Este mismo principio es el que vamos a seguir para mejorar nuestra dicción, aunque ahora la resistencia estará en nuestra boca. Vamos a crear en el espacio bucal una habilidad, una sutileza y una nitidez extraordinarias. La diferencia de sonido entre dos voces, una sin un entrenamiento de este tipo y otra con él sería parecido al que existe entre una gastada radio de transistores y un equipo de alta fidelidad de gama superior. Nuestra voz sonará como una caricia, como una canción maravillosa. Ni estridente, ni chirriante, ni desagradable, ni altisonante, sino armoniosa, afinada, atractiva y natural. Con estas técnicas habremos pulido y cultivado todos los timbres y registros, y el resultado será una voz agradable, y muy relajante para quien nos escuche.
Técnica de dos dedos bajo la lengua
Para empezar, haz unos cuantos bostezos, descolgando la mandíbula todo lo que puedas sin hacerte daño. Este ejercicio relaja el músculo masetero —es un potente músculo que une el borde inferior del arco cigomático (la parte inferior del pómulo) con la cara externa del maxilar inferior—. Repite este movimiento varias veces hasta que notes que tu mandíbula inferior está suelta, flexible. Entonces coloca con cuidado dos dedos debajo de la lengua.
Ahora toma un libro e intenta leer una o dos líneas en voz alta, igual que el futbolista o la nadadora luchan físicamente contra la resistencia de la arena y del plomo. Procura pronunciar correctamente todos y cada uno de los sonidos, de las palabras. Has de poner toda tu intención en vocalizar de la forma más perfecta posible.
Técnica del lápiz
El ejercicio previo es el mismo que en la técnica de los dos dedos: relajar el músculo masetero con diversos bostezos, descolgando la mandíbula inferior y soltando las tensiones si las hubiera.
Una vez que estés a punto coge un lápiz largo, atraviésalo de lado a lado de la boca de forma que sobresalga a derecha e izquierda y cierra las mandíbulas sobre él. Ahora deberás leer unas frases o pronunciar lo que se te ocurra, siempre en voz alta. Y desde luego, has de procurar que las palabras suenen lo más claras y precisas que puedas.
Debes practicar este ejercicio y el anterior un rato cada día; de esta forma generarás un reflejo condicionado dirigido a vencer las resistencias que encuentra, y el resultado será una voz de gran calidad. Y no solo eso, también tu palabra adquirirá poder, persuasión.
Fuentes.
APUNTES Curso de Hipnosis Clínica ‐ OnLine © Josep Mañogil
UNIDAD DIDÁCTICA I TÉCNICAS DE VOZ HIPNÓTICA
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